Érase una vez PequeCiudad, Malatesta y la Comunidad cubana de videojuegos en Cruz de Piedra
José Martí tenía la convicción de que “el amor al arte aquilata el alma y la enaltece: … un juguete artístico, una modesta flor en un lindo vaso, pone una sonrisa en los labios donde morían tal vez, momentos ha, las lágrimas…”.
La Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI) comparte la opinión de nuestro Héroe Nacional, es por tal motivo que en la tarde noche del miércoles 15 de noviembre, tres de sus proyectos socioculturales se presentaron en la comunidad de tránsito Cruz de Piedra, en Punta Brava.
Al llegar, los niños, niñas, mujeres, hombres, ancianas y ancianos del lugar estaban un poco “recogidos”, pero poco a poco, con el accionar de los proyectos, se fueron acercando al área prevista para la actividad.
Malatesta, con su capacidad de aglutinar variedad de ofertas que van desde la venta de libros hasta la música y el baile, empezó a maquillar a los más pequeños de la tropa: los niños de PequeCiudad para su primer espectáculo fuera de la radio de la UCI.
De este trabajo salieron tres marpacíficos, tres caballitos, un conejito, una gatica y tres traviesos duendes. Se generó tal entusiasmo entre los visitantes y la comunidad que se convirtió en uno de los atractivos de la tarde, pues muchos de los niños de la zona regresaron a sus casas con el rostro marcado por estrellas, lunas, sonrisas, colores y fantasía.
La Comunidad cubana de videojuegos, representada por el Centro Vertex, llevó y compartió con todos 22 videojuegos, desarrollados por el Centro y el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), y la Realidad Aumentada de los videojuegos. Por unos momentos la pequeña plazoleta, devenido escenario, se convirtió en una especie de sala de juegos al aire libre.
PequeCiudad presentó un programa de radio en vivo convertido en una obra de teatro. Esta parte fue bastante especial pues era la primera vez que se presentaban fuera de casa y para ello llevaban mucho tiempo preparándose. El resultado fue el esperado. Los niños, de ambos lados, aprendieron y se divirtieron con la historia contada por los pequehabitantes de nuestra Universidad.
PequeCiudad y los niños de Cruz de Piedra se fundieron en el escenario al finalizar la obra y fue muy difícil distinguir quién era quién. Bailaron, cantaron y jugaron con esa especial cualidad que tienen los niños para tratar a un recién conocido como un amigo del alma.
Los habitantes de esta comunidad expresaron su satisfacción por la intervención y la dicha de haber hecho un bien, dejó en la tropa UCI un gozo enorme en el corazón.
Gracias a una encuesta realizada por los muchachos de los videojuegos pudimos palpar el sentir de Cruz de Piedra por el intercambio con la Universidad: “los niños de este lugar necesitaban este tipo de actividades más que un par de zapatos nuevos…”, “este tipo de actividad es muy buena pues los niños llegan a conocer su propio yo y se le forman sus valores…”, “Yo soy albañil y en el tiempo que llevo en esta comunidad es lo mejor que me ha pasado en la vida, vengan de nuevo, fue muy bueno todo…”.
Así, con un ‘hasta la próxima’, terminó la jornada. La despedida fue familiar, como quien despide a un amigo con la certeza del pronto reencuentro. En la guagua, de regreso, todos comentaban de sus experiencias en una visita como esta… y si uno prestaba mucha atención podría escuchar el latido de unos corazones que no cabían en sus pechos, llenos de euforia y de buenos, muy buenos sentimientos.