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Raúl Roa García. Foto: Archivo.

Raúl Roa García: Un revolucionario ejemplar

Abel Castillo Noriega. |
06 de Julio de 2023 / 7:00 am
Raúl Roa García. Foto: Archivo.

Raúl Roa García. Foto: Archivo.

Raúl Roa García es una de las figuras relevantes de la hornada revolucionaria que germinó en nuestro país durante los años veinte del siglo pasado.

Nació en La Habana el 18 de abril de 1907 en una familia de tradición patriótica, gracias a la cual se identificó con las luchas sociales por alcanzar la verdadera independencia de Cuba.

Cumplió una fecunda existencia como combatiente revolucionario, estudiantil y luego profesor de la Universidad de La Habana (UH), y como intelectual militante y diplomático vinculado a las causas más justas y progresistas, con el ideario marxista-leninista y martiano.

Vinculado desde muy joven a la lucha, enfrentó a Gerardo Machado y años después, a la tiranía sangrienta de Fulgencio Batista, donde sufrió la cárcel y destierro. Se graduó en 1935 de doctor en Derecho en la Universidad de la Habana.

Entre sus responsabilidades antes de 1959, Roa fue decano de la Facultad de Ciencias Sociales y Derecho Público, y director de Cultura del Ministerio de Educación (Mined).

Al triunfo de la Revolución cubana fungió primero como embajador de Cuba en la Organización de Estados Americanos (OEA) y luego como Ministro de Estado, lo que pasaría a ser más adelante, Ministro de Relaciones Exteriores.

Su desempeño en este cargo entre 1959 y 1976 lo hizo brillar especialmente ante el empeño imperialista de aislar a la Revolución en los días difíciles de la invasión mercenaria por Bahía de Cochinos (1961) y de la Crisis de Octubre (1962).

El apelativo de Canciller de la Dignidad lo ganó por su intensa labor al frente de la diplomacia revolucionaria, sus cruciales batallas ante organismos internacionales y su poder de decisiones rápidas, coherentes, y pensadas siempre desde su país.

Posteriormente, pasó a ser el vicepresidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular hasta su muerte, ocurrida el 6 de julio de 1982.

El pueblo cubano le rindió tributo en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, la misma desde donde tantas veces bajó la escalinata en manifestaciones estudiantiles contra las dictaduras de Gerardo Machado y Fulgencio Batista, y que enriqueció con su cátedra y su vida.

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