Jóvenes VS la Covid-19: altas e ingresos
Es sábado 11 de abril y todo parece indicar que hoy dormiré el mismo día, o sea, que antes de las 12 de la noche va a terminar el trabajo.
Resulta que, una vez acomodados los pacientes, hay un poco más de tiempo para descansar, y digo un poco, porque la tensión no disminuye y… aunque ya tenemos un poco de experiencia, nunca debemos confiarnos, hay que seguir con la percepción de riesgo alta, como el primer día.
Hoy es el cuarto día de nuestro Centro de Aislamiento, y comienza a estabilizarse todo el trabajo.
Bitácora del día 4
El estado de las tropas es estable y positivo, todos gozamos de buena salud, aunque a algunos todavía no se nos han curado las ampollas de las botas, y la única parte del cuerpo que coge sol es la ranura de los ojos.
En total suman 20 sanitarios haciendo su labor y ya hoy ascendieron a 20 los jóvenes voluntarios de la Universidad que se encuentran apoyando la labor de los galenos. Los 10 de avanzada han mantenido su nivel, y además han apoyado en la medida de los posible a los nuevos, quienes ya están asumiendo con mucha fuerza, la fuerza que da estar bien descansados, pero, además, ser parte de la tropa de futuro de la Universidad de las Ciencias Informáticas.
Un tercio de la misión cumplida, y esperamos que en los días que vienen se mantenga el cumplimiento del deber y preservemos todos la salud.
La cifra de pacientes se mantiene estable, con altas e ingresos, y sobre este tema hablaremos hoy.
Marcas del día
Hoy he dedicado las marcas a las altas y los ingresos, esos momentos que nos marcan por su significado.
Quiero ir para la UCI: Era bien temprano en un municipio capitalino, y a un padre y su hija se le había notificado que habían sido contacto de un caso sospechoso, y que por ese motivo tenían que aislarse. Lo que podía representar una preocupación, hoy resultaba una cosa tranquila y les cuento el motivo.
El pasado jueves ingresaron dos hermanas, una de ellas estaba bien nerviosa, la preocupación al entrar era tremenda, porque sabía que era sospechosa, pero no sabía qué se iba a encontrar al llegar. Con su teléfono en mano, del otro lado, vía WhatsApp, una hija envuelta en llanto gritaba: Mami, ¿qué te van a hacer? ¡Mami, cuídate! Mami, ¡tú padeces de muchas enfermedades, no te quiero perder! Al ver la situación un joven vestido de verde se acerca y le dice: Su madre va a estar bien, ha llegado a la Universidad de las Ciencias Informáticas y aquí la vamos a cuidar como en casa. Si necesita cualquier medicamento u atención se lo vamos a dar.
El llanto menguó y las hermanas fueron hacia el apartamento que tenían destinados. Sin embargo, se han sentido tan bien, que en las comunicaciones con la familia no se cansaron de decir lo bien que las estaban atendiendo. Y fue así que este sábado, el padre y la hija de una de las hermanas, cuando el taxi los recogió en sus casas para trasladarlos hacia el centro de aislamiento lo tenían claro: Quiero ir para la UCI, allí hay jóvenes que me van a atender y médicos que me van a cuidar. Este ingreso fue emocionante, cómo decir que en solo 48 horas la fama de unos simples mortales que solo sonreían, ofrecían los buenos días y compartían lo poco que tenían había traspasado fronteras y había hecho que ni el temor por tan mortal enfermedad, ni dejar el hogar con sus respectivas comodidades, fuera tan traumático para una familia.
Al cabo del mediodía ya estaban reunidos, les esperan días largos en aislamiento, pero esperemos que todo les vaya bien con su salud que es lo más importante y que esta estancia en la UCI, sea lo que ellos han presagiado. Bienvenidos, nuevos ingresos.
Le voy a contar a mi nieta cómo me salvaron:Juana es una cubana común, de unos 56 años, piel blanca y algo pasadita de peso. No esconde que le encantan los dulces y que come muchas veces de más, tampoco ha dejado de decir que la ha sorprendido lo bien que cocinan en la Universidad, no sabe que detrás de esa cocina hay personal que donó su tiempo y dejó a su familia para hacer esta labor, y es válido el aparte para ellos.
Su situación es que su hija y su nieta, junto a ella, fueron contactos directos de un caso positivo, ante esta situación, el protocolo de salud cubano las aisló, dejó a su hija con su nieta en el Pediátrico de Centro Habana y a ella la trasladaron hacia acá. Sin embargo, este sábado la luz se hizo completamente para ella.
El viernes la prueba de su hija y de ella había dado negativa para SARS-COV-2, y este sábado dio negativa para la niña. Señores y Señoras que me leen, no puedo describir con palabras la felicidad en los ojos de esa mujer. Era impresionante.
Agradecía a todos los santos, agradecía a todos los médicos y miraba al cielo con los ojos aguados y decía: gracias por traer salud a mi familia. Eran las 2:00 de la tarde y los médicos decidieron darle el alta, un carro la iba a llevar hasta su casa. Fue el momento en que la jefa de enfermeras y el joven que la atendió se pararon frente a ella y nos dijo: “No puedo darles un abrazo, pero denle a todos los que me tuvieron aquí en estos días mi agradecimiento, le voy a contar a mi nieta cómo me salvaron, y no de COVID-19, porque la enfermedad no apareció en mí, me salvaron de morir de tristeza, me dieron esperanza que es lo único que nunca se puede perder. Cuando los veía desviviéndose por nosotros, sabía que tenía que ser fuerte para salir de alta.”
Los brazos en cruz se pusieron sobre su pecho, y la promesa de, aunque no nos viéramos más, nunca olvidaría este momento. La felicidad para algunas personas está sencillamente en el reencuentro de la familia y hoy esta alta médica era un motivo fuerte para ser feliz, y el agradecimiento, el mejor pago por tanto esfuerzo.
Estoy viva: Llegó sobre las 10 de la mañana, sus canas delataban su octogenaria figura, incluso tenía bastón, y el caminar era bien lento y apoyado sobre una de nuestras enfermeras. Puede ser la entrevista más común en un hospital todos los días, pero en estos tiempos en los que a diario la lucha se acrecienta contra este enemigo invisible, quise compartir lo que nos dijo Esther, la señora que es contacto de un caso positivo.
Al acercarme a ella y preguntarle cómo se sentía me expresó: Tengo miedo, mi nieta dio positivo y yo le di muchos besos y abrazos, me duele pensar que por darme amor me podían transmitir algo malo. Pero confío en que voy a estar bien, y esto se debe en gran medida a ustedes, los médicos y el personal que me ha atendido, este es el 3er lugar en el que estoy, y cómo soy un caso de riesgo me tratan como a una niña. Pero escuche bien jovencito: “estoy viva, y eso es lo importante, nada vale más, lo único que no se puede recuperar es la vida y por eso les agradezco tanto lo que hacen por mí, y voy a estar viviendo, porque sobre mi nieta no puede quedar la tristeza de que me enfermó, por amor voy a seguir viviendo.”
De esta forma termina la crónica de hoy, casi había olvidado que era sábado, tomo un aire, hablo con mis seres queridos con la ayuda del teléfono, y voy a descansar. La vida nos está dando una experiencia única y estamos venciendo en esta batalla.
Hasta mañana Diario de Jóvenes VS la COVID-19.