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Profesores, trabajadores y cuadros de la UCI conforman el primer grupo que labora en el Centro de Aislamiento y que realizan tareas de logística y aseguramiento, acompañando a un equipo de salud especializado y multidisciplinario, encabezado por autoridades sanitarias.

Jóvenes VS la COVID 19

Joven protagonista |
14 de Abril de 2020 / 1:30 pm
Profesores, trabajadores y cuadros de la UCI conforman el primer grupo que labora en el centro de aislamiento

Profesores, trabajadores y cuadros de la UCI conforman el primer grupo que labora en el Centro de Aislamiento y que realizan tareas de logística y aseguramiento, acompañando a un equipo de salud especializado y multidisciplinario, encabezado por autoridades sanitarias.

Uso la palabra Joven, porque no cuento esta historia como un diario personal, sino como uno anónimo de varias personas que han aportado y seguirán aportando a cuidar la vida humana.
Son las 2 de la mañana del miércoles 8 de abril, y la jornada que intento contarles comenzó el día 7, a las 7 de la mañana.

Preludio: 3 de abril, 4 de la tarde
- Buenas Joven.

-Buenas Profe.

-Estamos organizando un grupo para atender el centro de aislamiento que va a funcionar en la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI) para atender a pacientes de la COVID 19, pero solo si no interfiere con el trabajo que estás realizando.

-Cuente conmigo profe, llamo ahora mismo para que me liberen del trabajo y me sumo a la tarea, estaba esperando que sonara el teléfono de un momento a otro.

Los días 4,5 y 6 me los pasé visitando la UCI para apoyar en la tarea de embellecimiento que sobre ella asumían constructores y miembros de nuestra comunidad universitaria para recibir a los pacientes. Nuestra Universidad convertida nuevamente en un gran hospital.

Martes 7, Día 0
Sale el ómnibus de la UCI del Parque de la Fraternidad a las 7:00 a.m., puntual como regularmente sucede, me recoge en 25 minutos y justo a las 8:00 a.m. veo el amanecer en la UCI que alumbra ese cartel con la imagen del Comandante en Jefe Fidel Castro, ese que es uno de los carteles más bellos que he visto en mi vida.

Ya se llevaba limpiando duro y fuerte varias semanas, los constructores terminaban y allí se volcaba una brigada que tenía todo tipo de personas, desde doctores en ciencias, hasta especialistas con las herramientas de plomería, desde el rector de una Universidad, hasta el operador de la turbina del agua, todos con un solo objetivo: mejorar al máximo posible cada detalle de quienes nos visitan.

Varias reuniones, de esas que en Cuba decimos son productivas, de repente, el teléfono, es necesario, hay que reunir a la primera brigada que va a entrar en acción, los pacientes que iban a llegar a partir del miércoles 8, se adelantan. El país necesitaba aislar lo más pronto posible a todos los posibles contactos y para ello, no podía ser otro lugar, la UCI, tenía que entrar en acción, Sí o Sí, y la única respuesta cuando se llama al machete en esta tierra brava es ir para arriba del problema.
Me temblaron las manos (herencia que me dejó mi abuelo de cuando comía y le temblaban), sin embargo, no el deseo, sabíamos, o imaginábamos a lo que nos enfrentábamos, sin embargo, el día cero había llegado.

El comienzo
Fue así como corrí a ducharme, a ponerme un traje verde que parecía de un cirujano renombrado, cuando en realidad la única operación que había hecho en mi vida era a una motherboard Intel de las viejitas, cuando ya no servían, porque en mi ciudad natal no operábamos a lagartijas, como en ciertos parajes de nuestra Cuba.

Bajé, y de pronto hubo un aplauso, yo no entendía porqué, estaba tan concentrado en lo que tenía que hacer, que me dijo una profe, el aplauso es para ustedes: los primeros valientes, y solo atiné a sonreí, pero ahora cuando escribo estas líneas es que estoy sintiendo el apoyo de los mismos.

Cada uno de los que estábamos atendiendo los edificios de la UCI, debíamos tender las camas de las personas que se iban a aislar. Confieso que, al ser un poco con premura y con el deseo que me invadió de que cuando esas personas llegaran sintieran al menos la satisfacción de una cama cómoda y un lugar agradable, recordé las lecciones del servicio militar, y de la familia: sin dudas ha sido el día que más camas he tendido en mi vida en menos de 2 horas, y créanme, la demora era porque había que poner, además, un módulo de aseo en cada cama, para nada despreciable.

Fue así como terminamos la primera parte de la tarea, lo que había empezado alrededor de las 7 de la noche, eran las 9:30 p.m. y todavía seguíamos acomodando personas.

Primeras marcas
De este día cero, guardo tres momentos, además de esos aplausos de inicio:
•    Los primeros pacientes que me tocó atender y dirigir hacia los apartamentos, fueron dos familias; en una, un hijo con su madre ya mayor, la otra, una madre y un padre con un niño de la edad de mis sobrinos.
•    Tuve que aguantar fuerte cuando ese hombre de unos cuarenta años me dijo: “Amigo, yo estoy aquí para salvar la vida de mi madre”, me recordó a mis abuelos que ya no tengo y a los que la vida me ha puesto postizos por allí.
•    Luego subo una escalera al próximo apartamento y la madre me dice: “Mi hijo tiene hambre”, y me enseña a un niño de unos 12 años … (escribiendo esto se me acaban de salir las lágrimas), pero en el momento solo se hizo el nudo en la garganta de pensar en mis sobrinos, de su misma edad, a los cuales por este distanciamiento social hace un mes que no les doy un abrazo. Sonreí, aunque mi protección no dejaba ver la sonrisa y le dije: “Voy a buscar comida de algún tipo, que se ve que ese niño come cualquier cosa” … a lo que el muchacho me respondió: “Sí, sí, cualquier cosa, que tengo hambre” … quizás sepa mucho más que muchos niños de la situación, pero el hecho de que la afronte con esa fortaleza, fue un momento bastante impactante.

Tareas finales del día
En lo adelante, la noche avanzó y fue hasta las 2:00 de la mañana que siguieron llegando carros para ir completando poco a poco las capacidades de los edificios que la Universidad había destinado para estas personas.

Niños de meses, ancianos, jóvenes de diferentes gustos y peinados, personas sanas y personas vulnerables. Sin temor a equivocarme, nunca mi país se había enfrentado a esto; pero que digo mi país, nunca el mundo se había enfrentado a esto.

Llegando a la media noche hice un conteo y todavía quedábamos trabajando un grupo pequeño de médicos y jóvenes, pero es mejor así, menos personas en riesgo de contraer el Sars-Cov-2. Los médicos, llenando planillas con detalles minuciosos en cada historia clínica, interrogando al detalle a cada persona que llegaba al Centro de Aislamiento. Los jóvenes, transportando avituallamientos, indicando los caminos hacia los edificios, atendiendo necesidades de primer orden.

Todos preocupados, porque se está combatiendo a un enemigo invisible, y se necesitaba mucha concentración. Nunca me había preocupado tanto no tocarme la cara, la nariz, la boca y los ojos. Nunca había apreciado tanto el valor de estar saludable y VIVO.

Eran las 2:00 a.m., y con una merienda reconfortante de espíritu, uno a uno fuimos prestos a descansar, todos, menos un equipo que quedó de guardia esperando cualquier carro que pudiese llegar.

Ubicadas casi un tercio de las personas previstas, en solo 5 horas había que estar despiertos para comenzar el primer día oficial del Centro de Aislamiento UCI-MINSAP, al que yo le he cambiado el nombre por el de: Jóvenes VS la Covid19.
Pero lo que pasará en los próximos días… eso trataré de seguir contándotelo por esta vía…

 

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