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Por lo acontecido en Mangos de Baraguá, aquel día con su célebre protesta como afirmara Fidel, el general Antonio salva la bandera y sitúa el espíritu revolucionario del pueblo en su punto más alto. Foto: tomada de CubaMinrex.

Baraguá, una trascendental entrevista

Ms.C. Jorge Aurelio Hernández Ibáñez y Dr.C. Pedro Luis Basulto Ramírez |
15 de Marzo de 2021 / 9:00 am
Antonio Maceo

Por lo acontecido en Mangos de Baraguá, aquel día con su célebre protesta como afirmara Fidel, el general Antonio salva la bandera y sitúa el espíritu revolucionario del pueblo en su punto más alto. Foto: tomada de CubaMinrex.

Tengo ante mis ojos la Protesta de Baraguá, que es de lo más glorioso de nuestra historia.
José Martí

 

Así habló el más universal de los cubanos, al referirse a lo acontecido el 15 de marzo de 1878, en Mangos de Baraguá hace hoy 143 años. Ese día el mayor general Antonio Maceo se entrevista con el general  en jefe del ejército español Arsenio Martínez Campos, en el encuentro, advierte al encumbrado militar cubano que los orientales no estaban de acuerdo con lo pactado en el Zanjón, acto seguido el general Manuel de Jesús Calvar razonaba de manera enérgica,  que lo concertado en el Camagüey  no concedía ni la abolición total de la esclavitud ni el reconocimiento de la independencia patria, que eran los términos fundamentales de la Revolución y ello constituía para los cubanos una deshonra.

El 8 de febrero se habían reunido los jefes militares cubanos de la región camagüeyana y un grupo de diputados a la cámara, acordando capitular. Aquel mismo día y en el mismo lugar de reunión (San Agustín del Brazo) quedó disuelta la Cámara y fue nombrado un comité encargado de negociar la capitulación. El Comité del Centro, como se llamó al de la paz, envió comisionados al Zanjón donde tenía su campamento el general español. Este comunicó el 10 de febrero la aceptación las bases finalmente acordadas por los cubanos y ordenaba la suspensión total de las hostilidades.

Permanecieron sobre las armas las tropas orientales que comandaban los generales Vicente García y Antonio Maceo y algunas de Las Villas al mando de Ramón Leocadio Bonachea (el último jefe en abandonar la contienda).     

La firma del Pacto del Zanjón, en febrero de 1878, se produjo en un contexto en el que Maceo desplegaba una intensa y exitosa campaña, con combates como los de la Llanada de Juan Mulato y el de Montes de San Ulpiano; en este último había destruido al famoso batallón de San Quintín, pero no es esta la razón de su oposición al documento, sino su exacta comprensión de que se estaban excluyendo los principios supremos de la lucha del pueblo cubano.

Es trascendental la entrevista dado que los protestantes hicieron saber que además de rechazar la capitulación, continuarían la lucha, ello simbolizaría un hito en la trayectoria de las fuerzas patrióticas cubanas y en el historial del valiente oriental, quien con su intransigencia revolucionaria representaba el ascenso de los sectores populares y la radicalización en la definición de los destinos del proceso libertador.

También sería muy importante que los cubanos de Baraguá convinieron en elaborar una transitoria constitución, la cual instauraría un gobierno provisional, que quedaría bajo la presidencia del mayor general Manuel de Jesús Calvar, a Vicente García se le nombraría general en jefe y al mayor general Antonio Maceo se le encargaría la jefatura de Oriente. Esta carta magna, en sus cinco artículos, ratifica la voluntad de los cubanos de continuar la lucha a muerte contra España, y no aceptar otras condiciones de paz que no fueran las contenidas en el Manifiesto del 10 de octubre, basadas en la independencia de Cuba y la abolición de la esclavitud, las dos razones fundamentales por las que los cubanos habíamos luchado durante diez largos años.

Las operaciones militares que siguieron a Barguá fueron poco significativas, los españoles respondían al fuego cubano dando vivas de paz. El gobierno provisional envía a Maceo al extranjero para salvar su vida y en el mes de mayo no le quedó otra opción que acogerse a la paz.

Por lo acontecido en Mangos de Baraguá, aquel día con su célebre protesta como afirmara Fidel, el general Antonio salva la bandera y sitúa el espíritu revolucionario del pueblo en su punto más alto, porque el espíritu de Baraguá vive en cada cubano digno: somos hombres y mujeres de Baraguá.

 

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