Aylin Estrada Velazco, una mujer enamorada de la enseñanza
La sensibilidad y sencillez resaltan en la labor de esta egresada de Ingeniería en Ciencias Informáticas del 2009, quien cree que su quehacer no tiene nada de extraordinario. Quizás por su devenir natural, no lo advierta. Pero quienes la conocen, que están a su alrededor o acuden a su oficina sí lo aprecian.
Aylin Estrada Velazco es vicedecana de Formación de la Facultad 1, profesora, madre, mujer, pero por sobre todas las cosas es una educadora.
“A cualquier hora esta oficina siempre está llena, abierta para los estudiantes. Por aquí pasan con miles de inquietudes. Trato siempre de aconsejarlos, guiarlos y orientarlos.
“Con la profe Matilde aprendí que dedicar tiempo a conversar con los alumnos no es perder el tiempo, sino todo lo contrario. Es hacer trabajo político ideológico. Quizás no resolvamos la situación, pero los ayudamos a afrontarla, los encaminamos. Bajo esa premisa he sido muy cercana a los estudiantes. Entendí que es la vía para educarlos. Es muy enriquecedor el trabajo con los muchachos”.
Estrada Velazco repasa aquellos días en que rompió el hielo como cuadro de dirección, enseñanzas y estilos de trabajo que agradece a la Federación Estudiantil Universitaria (FEU).
“Me formé en la FEU, en el tránsito por diferentes responsabilidades. Me siento muy identificada con esta organización, que me formó como cuadro de dirección”.
La Máster en Gestión de Proyectos relata que, como subdirectora de Formación del Centro de Innovación y Desarrollo para Internet (CIDI), atendía las tesis y los estudiantes desde el área productiva.
Con especial carisma -aprehendido de su madre camagüeyana- significa su travesía por la Facultad 9, por la Facultad 6 dirigiendo el sindicato y lo complicado de haberse desempeñado en la Facultad 1 como vicedecana de Administración y Economía. Aylin nos cuenta de este periodo en particular.
“Resultó una responsabilidad muy compleja para una mujer porque atiende toda la infraestructura del docente. Lidiar con el personal de Servicios, tener las aulas disponibles y listas, fue todo un reto; una etapa bien movida y de mucho trabajo”.
Una época de recuerdos que no olvida, vuelve a la mente de esta Profesora Auxiliar. Rememora su rol como coordinadora de año en la antigua Facultad Introductoria de las Ciencias Informáticas (FICI) y profesora principal, tiempo que disfrutó mucho.
Anda por el año 2015. Relata su conmovedora experiencia como profesora de Cálculo en la Universidad de Informática Pública de Angola (Isutic). Por momentos parece que un nudo forcejea con su voz. Solo entonces una capa de humedad se empeña en sonrojar su vista. Y ante los silencios cortos, las añoranzas largas y los empeños perennes, afloran sus revelaciones.
“Lo que viví desde el punto de vista de la sensibilidad, lo que me tocó el corazón como docente, es inexplicable. En Cuba esta labor es muy cercana al estudiante, de preocupación por él, de saber qué le pasa, por qué no asiste a clases, qué dificultades tiene; sufrimos con los problemas”.
El hacer de Aylin Estrada Velazco, como una abejita en la facultad, no se detiene. Se alinea a la contribución y entrega a la FEU, desvelo que fue agasajado con el premio Alma Mater en 2022. Recientemente, por su destacado trabajo y compromiso en el desarrollo educativo del país, se le confirió la Distinción por la Educación Cubana.
Sintetiza, en pocas palabras, su deleite por la docencia y discípulos en esta Ciudad digital: “Trabajamos para los estudiantes, para que sean mejores personas y profesionales”.
Y es que esta joven, directiva y profesora, manifiesta esa enseñanza que lleva en los poros, y que, al decir de sus conocidos, lo matiza con diligencia y cariño por los demás. Ese es el impulso hacia la realización del Doctorado en Ciencias de la Educación, un empeño en el que no ha cejado.
Aylin Estrada puede asumir tantas tareas a la vez, según confiesa, porque le inyecta juventud, disposición, deseos de trabajar, con mucha identificación y cariño por este centro.
“La UCI es mi vida. Todo lo que he logrado desde el punto de vista personal y profesional ha ocurrido desde que estoy aquí”.
Así se nos presenta esta madre, en la que descubrimos a la mujer dirigente que estima a sus hijos y a la familia que tiene como las cosas más gratificantes.
“No es fácil ser cuadro, madre de dos niños pequeños en una Universidad como la nuestra que requiere de tanto esfuerzo y trabajo. Para una mujer ser dirigente es complejo”.
“Aquí me enamoré, me casé, tuve mis hijos que han crecido caminando las aulas del docente José Martí. No dejo de enseñar nunca ni en la casa ni en el trabajo. Me encanta lo que hago en la Universidad”.