Olga Lidia Martínez Acosta, dos décadas de información e identidad con la UCI
Cuando la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI) no sospechaba siquiera despertar al mundo de la información y las tecnologías ya Olga Lidia Martínez Acosta traducía textos, se licenciaba en idioma hindi y Literatura y además se especializaba en lengua inglesa.
Luego de 16 años de su vida como traductora e intérprete de idioma ruso, tras la desintegración de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), tomó la decisión de abrazar la Bibliotecología.
Y no lo pensó dos veces. En 2002 llegó a esta casa de altos estudios. Vino arropando su sueño, sus libros, su familia. Y lo consiguió:
“En las reuniones de este proyecto concebido por Fidel participábamos las dos -hija y madre-. Ella como estudiante, yo como trabajadora de la naciente Dirección de Información.”
La lingüista de profesión, quien está convencida de que el dominio de la lengua materna es fundamental en cualquier disciplina que se estudie, es en la actualidad especialista principal de la Dirección de Información Científico-Técnica de este centro.
“Hoy la biblioteca dispone de 7 439 ejemplares. Pero cuando comenzamos el fondo bibliográfico estaba en cero. El primer año se creó con donaciones y ya en el 2003 teníamos cerca de 1 000.”
Días de hervidero sacuden la mente de esta marianense. Enmudece por minutos. Reflexiona. Entonces viene y va el servicio en sala. Los estudiantes por doquier, el forcejeo de las páginas con el aire, el deseo de transmitir lo que uno captó mejor que otro, la bulla, el silencio, las lámparas recargables, el apagón, en fin, una vorágine.
“El horario de servicio se brindaba hasta las 11 de la noche. Luego, a petición de los estudiantes se extendió a 24 horas, tiempo de prestación que se mantiene en la actualidad.”
“Hoy ofrecemos atención en sala, préstamos internos y externos, referencia, atención al tesista, digitalización del fondo bibliográfico y de documentos, y servicio de reproducción y encuadernación de documentos.”
“Además incorporamos otras prestaciones. Estas abarcan desde la certificación de publicaciones científicas y las consultas al catálogo en línea, desde cualquier punto de la Universidad donde se realiza la búsqueda de información en bases de datos internacionales; hasta la consulta del Repositorio Institucional y del servicio de navegación a internet con el uso de la red cableada e inalámbrica (wifi)”.
Con el pincel de los años esta mujer, jubilada e incorporada, esposa y madre, dibuja el avance de la biblioteca como patrimonio cultural y científico de la UCI.
“En 2007 se crea el grupo de Vigilancia Tecnológica y el sitio Vigitec para brindar productos y servicios. Entonces ya era un centro de información. Se incorporaron otros que han perfilado la especialización de la actual dirección”.
Si hay deleites que esta fundadora no deja pasar por alto, sin dudas uno de ellos es la satisfacción de enseñar y aprender de los estudiantes.
“Para mí sentirme rodeada de ellos es indescriptible. Impartí docencia como profesora adjunta en la asignatura de Problemas Sociales de la Ciencia y la Tecnología y luego asignaturas optativas como Alfabetización Informacional e IOR. Siempre sin recibir ninguna remuneración que no fuese la complacencia de enseñar y el cariño y reconocimiento de mis estudiantes”.
Martínez Acosta recuerda que en las clases les exigía disciplina y les decía al comenzar el turno: “Detrás de mí, yo”. Así lo cumplía estrictamente. “Cuando llegaba el primero al aula, ya yo estaba ahí. Era recta, sí. Siempre he sido así. Pero también me interesaban sus situaciones particularidades. Me acercaba a ellos, conversaba mucho y ellos me contaban sus preocupaciones. Fue un período de aprendizaje recíproco. Aun los más rebeldes -dice- me saludan cuando me encuentran en la calle. Y siento como una recompensa poder ayudar con mis conocimientos a los demás, a mis compañeros que son más jóvenes".
Quizás cuando esta bibliotecaria entró al Proyecto Futuro, no imaginó que iba a tener tanto sentido de pertenencia con este lugar. Posiblemente fantaseó con toda la madurez de trabajo que iba a adquirir aquí. Pero algo sí tenía claro, iba a vencer los obstáculos como siempre hizo. Porque ese optimismo y resiliencia -según revela- le ha permitido aprovechar las grandes oportunidades en esta institución académica, donde se hizo Máster en Inteligencia Empresarial y Profesor Asistente.
Tras dos décadas de creada, Olga Lidia Martínez Acosta irradia plenitud. Ha encumbrado el vuelo junto a la UCI y al inspirador de esta institución con los que se identifica: “Aún me siento parte de la Tropa de futuro de Fidel”.