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De suave exposición, a la vez que intensa y alusiva a Martí, se puede catalogar esta muestra. Foto: Alberto Medina Cruz

Lienzos contemporáneos reflejan La Edad de Oro

Liliana Palomino Lastre |
15 de Octubre de 2013 / 2:00 pm
De suave exposición, a la vez que intensa y alusiva a Martí, se puede catalogar esta muestra

De suave exposición, a la vez que intensa y alusiva a Martí, se puede catalogar esta muestra. Foto: Alberto Medina Cruz

Hechas imágenes llegaron las ideas del más grande de todos los cubanos, según las percepciones de 29 exponentes de la plástica y sus obras, al Centro Cultural Wifredo Lam de esta Universidad.

El espacio, inaugurado pasadas las cuatro de la tarde, contó con la presencia de Víctor Manuel Quijano Castiñeiras, curador de la exposición; directivos y especialistas de la Vicerrectoría de Extensión Universitaria y Residencia en el centro y algunos de los artistas protagónicos. El objetivo de estas creaciones va dirigido a los infantes, a la real posibilidad de influir a favor de nuevas generaciones y formarlas en valores humanos.

Esta vez los invitados especiales fueron estudiantes de las secundarias básicas 14 de Junio y Protesta de Baraguá, situadas en las localidades de El Cano y Valle Grande, respectivamente. Ellos atravesaron nuestras fronteras para apreciar la aglutinación de estos genuinos trazos cubanos, itinerantes por evolución, pues inicialmente no fue un proyecto que abarcara tal intención, y sin embargo, ya arriba a su décima muestra en diversos momentos.

Sobre las ideas impulsoras, su progreso y otras características de este singular proyecto comentó, en un aparte con la prensa, Víctor Manuel.

La Edad de Oro está hecha hace casi 200 años, estaba enclavada en una visualidad y sobre unos códigos, digamos afrancesados. Cuba no estaba concebida, todavía, como una nación y sus ilustraciones eran muy decimonónicas, además de ese corte afrancesado. No se había traído nunca -con un proyecto- de manera integral a la contemporaneidad (…) y con un importante diapasón de artistas de la plástica cubana. Tratamos de unir y tener todos los discursos presentes, o sea, no excluir género, no excluir raza, no excluir grupos etarios, no excluir estilos y que cada artista defendiera su propia impronta reflejando, recreando, los textos martianos.

“Nosotros siempre partimos del principio de que no queríamos una ilustración de La Edad de Oro, la ilustración detallada de La Edad de Oro la hizo José Martí, incluso muchos de los dibujos que están en las versiones originales se le adjudican a la autoría de José Martí, entonces consideramos que era una cosa que debía permanecer sagrada, pero había una necesidad, también, de traer esos temas de ayer a la contemporaneidad y traerlos con la visión y la impronta de estos artistas de la plástica (…).

“El proyecto tuvo un inconveniente muy grande que fue el corto tiempo en que hubo que realizarlo: tres meses, en tres meses hacer una definición por estilos, localizar artistas, invitar a los artistas, convencerlos de que cada uno hiciera dos obras; porque no solo es la recreación del texto, sino que la letra capitular con la que empieza cada texto también constituye una obra arte y están en el catálogo original. Entonces fue un proyecto que llevó una carga de trabajo muy grande de selección de textos, de la purificación, de localización (…), de convencimiento a los artistas que también (…) -conocen- que estos proyectos se hacen en un año o más.

El proyecto “tiene, por supuesto, imperfecciones (…) como cualquier proyecto, pero hay que tener en cuenta el esfuerzo desmesurado que hicieron los artistas para concebir esa calidad de obras. No hay ninguna obra más -débil - que la otra (…), tú sientes que -todos- los artistas se comprometieron de verdad con el proyecto.”

“Las obras tienen un formato bien específico, la técnica era libre, pero era obligatorio las medidas de 80 X 60, sobre lienzo y que ellos trabajaran. Entonces tú te das cuenta que ellos captaron los textos de La Edad de Oro, ellos lograron traducir con su propio leguaje, con sus propios mecanismos, con su propios sellos –dichos textos. Nosotros queríamos que la gente identificara al autor, que llegara y dijera -por ejemplo- esa es una pieza de Alicia Leal o de cualquiera de los otros artistas (…).

“Eran dos condiciones, anclarlo a la contemporaneidad con el sello personal de cada artista y que reflejaran los textos martianos. No fue fácil, hubo que dejar muchos artistas en el camino porque sus obras no cumplieron con los parámetros con los que nosotros habíamos pensado el proyecto, son proyectos que desgraciadamente traen, a veces, contradicciones grandes, pero bueno creo que fue muy bueno y que gracias al trabajo de esos 29 artistas, nosotros logramos una curaduría bastante exitosa.”

El alto valor artístico de estas realizaciones nacionales queda ya abierto al público de la UCI, oportunidad única para aproximarse al quehacer de aquellos que mueven sensibilidades, abordan temas y conceptualizan diversos aspectos del ideal del Apóstol mediante pinceles.