Ramón Labañino, voz que defiende una causa
Cada generación tiene sus héroes. Son hijos de la Patria que se tornan faro para quienes les admiran jubilosos.
El 9 de junio de 1963, nace Ramón Labañino Salazar; venido al mundo en el seno de una familia de origen campesino, en la conocida localidad de Marianao, La Habana.
Rebeldía y justeza fueron rasgos que le caracterizaron de pequeño. También el amor a la Patria y a Martí, de quien aprendió el deseo de libertad con todos y para el bien de todos.
Labañino, licenciado en Economía y graduado con Título de Oro en la Universidad de La Habana, se infiltró en grupos terroristas anticubanos que desde Miami, preparan y organizan ataques criminales contra el territorio nacional. Actividades hartas conocidas por el gobierno de los Estados Unidos que constan en documentos oficiales y además fueron reconocidas, públicamente, por sus protagonistas.
La labor de Ramón era informar a las autoridades de la Isla acerca de las maquinaciones terroristas y de esta forma proteger la vida y los bienes de sus compatriotas. Nunca tuvo intención de actuar contra la seguridad nacional norteamericana.
Sin embargo, fue víctima de un proceso amañado y politizado, totalmente injusto, en el que al no poder probársele los cargos que se les imputaba, se violó la propia legislación estadounidense. Toda una obra de teatro montada por los terroristas anticubanos, quienes celebraron su pírrica victoria, al lograr la condena de los Cinco.
Ramón Labañino cumple su sanción de cadena perpetua y 18 años de prisión en Beaumont, Texas, alejado con toda intención del resto de sus compañeros, como si la distancia física pudiese destruir la unión entre personas cuyo vínculo fundamental es su patriotismo y el amor por la Patria y la familia.
El brutal e injusto encierro no lo ha amilanado. Las torturas y las presiones psicológicas que ha sufrido, o la ausencia de sus familiares y amigos, han podido doblegar su espíritu mambí; al contrario, su entereza y su ejemplo, lo han convertido de acusado a acusador
“Si por evitar la muerte de seres humanos inocentes, si por defender a nuestros dos países del terrorismo, y evitar una invasión inútil a Cuba es por lo que se me condena hoy, pues bienvenida sea! ¡Llevaré el uniforme de recluso con el mismo honor y orgullo con que un soldado lleva sus más preciadas insignias!”
Ramón Labañino (palabras de su alegato) El 13 de diciembre de 2001.
En carta dirigida a su esposa Elizabeth Palmeiro, el 21 de enero del año 2001, escribía estos versos...
“No te quejes de mi espacio vacío,
ni en la huella que dejó mi cuerpo en tu almohada,
ni en la humedad de mis labios en los tuyos,
ni en las mil noches y una madrugada.
No sufras el insomnio del alma,
ni languidezcas del sabor de la desesperanza,
no trasnoches, no te atormentes, con ideas
inacabadas …”
Amor y sensibilidad caracterizan a este grande de la Patria; también compromiso, valentía y entereza revolucionarias. Fue este gran hombre quien en cierta ocasión dijera, en mensaje a nuestro pueblo: “Con inmensa alegría y orgullo he escuchado, cuando las circunstancias nos permiten, cada palabra, cada verso, cada canción, incluso cada suspiro que nuestro pueblo nos ha dedicado. A todos, a nuestro Comandante, díganle que soy el hombre más afortunado del mundo, que nunca mi soledad ha sido más concurrida, a todos muchas gracias ... Cuba siempre tendrá una voz y un hombre que la defienda, sean cuales fueren las circunstancias, aunque en ello me vaya la propia vida.”