El espíritu UCI: más allá del tiempo
Desde aquí arriba veo casi toda la UCI: el andar de quienes sujetan un mundo de ideas en sus cabezas o la fraterna despedida de los que regalaron, con su voz, el verso y la canción a la ciudad del presente. Estoy en el Docente 5 y a pocos pasos el teatro -ahora vacío- aún debe guardar el eco de las palabras que no pudieron contar todo lo que ha sido la Universidad, realmente, en estos 11 años.
Aquel 23 de septiembre de 2002, en que las primeras aulas de la nueva escuela se llenaron de vida, regresó al presente por ese minúsculo instante en el que el tiempo transcurrido aprovechó para detenerse y mirar atrás… pero también para contextualizar nuestra realidad en medio de la lucha por el regreso de los hermanos prisioneros del imperio.
Nuestra Rectora, Dra. Miriam Nicado García, inquebrantable con la responsabilidad de preservar el prestigio de la institución en más de un escenario, pudo sentir la fuerza con que Severino Hernández Pita, que desde el principio ha dirigido la seguridad y la protección en la UCI, sostuvo las razones que no detuvieron la perseverancia en los fundadores. Y es que solo los que conocen la historia pueden defenderla.
Algunos de los que se involucraron en el sueño de quien ya había asistido al hecho… estaban presentes y saben que el esfuerzo -como planteó Víctor González en representación del estudiantado- seguirá siendo el único camino al futuro: donde el ayer y el hoy continuarán encontrándose, al menos, para reflexionar. Y es que solo la autoreflexión permite que seamos coherentes o nos marca el punto de partida para la necesaria evolución que fue registrada con la entrega del reconocimiento a quienes, como nuevos Doctores, contribuirán a elevar el nivel científico del claustro en la UCI: Lisandra Arza Pérez, Raydel Montesino Perurena y Maikel Yelandi Leyva Vázquez.
Crecer o creer en la superioridad que puede ser alcanzada sin abandonar la esencia de un mismo espíritu: ese sigue siendo el reto.