Lester: Ser un graduado de la UCI implica mucho compromiso para con el Comandante en Jefe, creador de esta Universidad
"La llegada a la Universidad fue muy emocionante, a cada cosa que tenía que hacer le daba un valor inmenso: la bienvenida por los muchachos de la FEU, la facultad en que caías, la Residencia, la foto y recogida del solapín, la cuenta de usuario (…) Ante cada detalle quedaba estupefacto, me iniciaba en un mundo nuevo, donde todo tenía un valor extraordinario(…)”
Estas fueron las impresiones de Lester González López al arribar a esta Universidad movido por el entusiasmo de cumplir, según su valoración, con uno de los proyectos más ambiciosos del Comandante y la Revolución: “(…) la creación de la universidad de excelencia, el proyecto Futuro”.
- ¿Cómo influyó el modelo de formación profesional de la UCI en tu preparación?
-Desde un inicio pensé que era clave adquirir el ciento por ciento del contenido que recibía en clases, que no podía dejar nada para el final y para ello el sistema de convalidación que existió en mi primer año fue genial y motivante. Creo que fue un factor importante para inculcar en mí la responsabilidad del estudio sistemático y consciente. Después, con el aumento del rigor en las evaluaciones, fue necesario buscar el resto fuera del aula, lo cual hizo que tuviera que aprender por mí solo y a ingeniármelas de vez en cuando.
- De acuerdo con tu experiencia en estos cinco años de carrera, ¿consideras acertado el vínculo docencia-producción llevado a cabo por la Universidad? ¿En qué sentido?
- Para ser sincero este vínculo en su teoría es lo genial y distintivo de la Universidad, aunque no siempre se aplica en la práctica de la mejor forma. Desde el punto de vista teórico la docencia contribuyó a adquirir la base necesaria para adentrarme en el estudio de contenidos específicos y más avanzados, por lo que al llegar al proyecto a uno le parece que no sabe nada o algunos profes creen que la docencia no te preparó, pero es que no podemos pretender que en cinco semestres uno sea ingeniero. Ahí, creo, está el principal problema, no podemos llegar a la producción y andar sueltos, el papel del tutor es imprescindible, la capacitación y el entrenamiento que se brinde. El éxito está en esto último y no en eliminar dicho vínculo, pues tuve momentos en mi formación que no se aplicó de esa manera, pero en otras etapas que sí se implementó bien pude ganar muchísimo en conocimientos.
Sobre su protagonismo en la organización que representa a los estudiantes universitarios en nuestro país, nos comenta Lester:
“Ser parte de la FEU me posibilitó casi todo en la Universidad, desde mis tiempos de recreación hasta los resultados obtenidos en el estudio, pues el hecho de ser la docencia una prioridad para la organización y que el hecho de ser dirigente engloba el deber de ser ejemplo ante los demás, hizo que me pusiera las mayores metas. A la FEU le dediqué casi todo mi tiempo libre y no me arrepiento, lo que soy hoy se lo debo en gran medida a ella y a la posición que adopté ante esta. Más que otra escuela, fue una materia más de mi plan de estudio que tuve que cursar los cinco años, siendo junto a PP la asignatura integradora del plan de estudio”.
- ¿Cómo valoras las actividades extensionistas en la UCI?
- Las actividades extensionistas no solo fueron diversión y entretenimiento, también contribuyeron a la formación de la cultura general. ¿Quién no aprende en un Festival de Artistas Aficionados? Estos, con sus guiones exquisitos y con temas tan bien abordados, donde aprecias desde un baile bien antiguo hasta de los más actuales, así como las bellas exposiciones de nuestros artistas que detrás de cada trazo hay un sentimiento, una alegría o un dolor. La verdad, no existen palabras para decir qué significó tanto este movimiento como el deportivo, así como las demás actividades. Todas le dieron vida a la Universidad e hicieron más amena nuestra estancia acá.
- Suele decirse que la vida universitaria es una de las más provechosas y ricas en todos los sentidos. ¿Puedes compartir con este periódico alguna anécdota que marcó tu vida como estudiante universitario?
- Sí, fue en diciembre de mi segundo año. El martes 8 tenía una prueba parcial de Programación, para la cual no había podido estudiar nada, cuando el domingo antes tuvimos que ir a la tradicional caminata al Cacahual en conmemoración de la caída del Titán de Bronce. Salimos el domingo a altas horas de la noche, acampamos en San Pedro y en la madrugada iniciamos el recorrido de unos 22 km entre carreteras, caminos y cañaverales. Ese día lunes, que llegué acá a la UCI al mediodía, estaba muerto de cansancio, me bañé e intenté estudiar, pero fue imposible. Puse el despertador para la madrugada del martes, el cual ni oí. Cuando desperté eran las 7:00 a.m., a solo una hora de la prueba. No tuve más remedio que ir a hablar con el profesor antes de las 8: 00 a.m. para ver si me dejaba hacer la convocatoria de la sesión tarde. La suerte que me lo permitió, por lo que aproveché y repasé todo lo recibido en clases desde esa hora hasta la 1:00 p.m., quedándome sin almorzar. Al final hice el examen y salí muy bien. A partir de ese día comprendí que ser dirigente de la FEU representaba un gran sacrificio y que debía ser más sistemático en el estudio.
- ¿Qué cualidades consideras tú, te llevaron a convertirte en Premio Mella?
- Desde que la facultad aprobó que fuese una propuesta a considerar para la Universidad comencé a preocuparme, pues ser merecedor de un premio que lleva el nombre del fundador de nuestra Federación impone un reto ante la sociedad, y es el de no desmayar en el empeño de ser útil para los demás, en el de poner los intereses colectivos por delante de los individuales, pues ello, en gran medida fue lo que caracterizó a Mella. En caso de recibir el premio el 19 de julio, no sabría decirles exactamente por qué fue, ni las cualidades y resultados que hicieron que lo obtuviese, lo que sí sé es cómo uno debe ser después, pues considero que el día que uno deje de actuar como explicaba antes perdería tal distinción. En mi criterio, el premio, no es más que un medidor de por vida a la moral de aquellos que hicieron verles a los demás que en sus cinco años fueron integrales.
- ¿Qué implica en lo adelante asumirse como un graduado de la UCI?
- Ser un graduado de la UCI implica mucho compromiso para con el Comandante en Jefe, creador de esta Universidad; significa ser incondicional con cada tarea que nos toque en el futuro, y tener que llevar el espíritu de amor, sacrificio y responsabilidad a cada rincón que vayamos. Tenemos que contagiar al país de los valores que fuimos capaces de cultivar en esta casa, no podemos quedarnos inertes ante los problemas de la sociedad, hay que ser eternos jóvenes rebeldes.
- Lester, defínenos para este periódico, a la UCI.
- Centro docente – productor, que debe convertirse en el motor impulsor de la informatización de la sociedad cubana, y como lo más revolucionario y diferente que se haya hecho jamás en una universidad, buscando todo aquello que nos pidió Fidel, para llegar a ser algún día una verdadera universidad de excelencia.
En la despedida de esta entrevista a Lester González, quien culminó sus estudios superiores en la Facultad 2 de la Universidad más joven de Cuba, transmitió un mensaje a los que continúan esforzándose para convertirse en ingenieros informáticos:
“Tengan bien definidas sus metas y luchen por ellas hasta el final. Aprovechen al máximo cada minuto, para ello me quiero hacer eco de aquello que les dijo Steve Jobs a estudiantes de la graduación de la Universidad de Stanford en 2005: ‘No viváis vidas de otros, vivid siempre vuestros días presentes como si fuesen los últimos, vivid hambrientos, vivid alocados”.
” (…) Y por último, estudien de todo para la vida y no para aprobar un examen“.