Nayibi ¿la exploradora?
Desde la perspectiva de Nayibi Martín Peña, la UCI se define claramente: “ (…) alegría, cultura, amistad, estudio, responsabilidad, vida, sacrificio, sueños, conocimientos (…). Creo que si tuviera que describirla en su totalidad, podría redactar nuevamente mi trabajo de diploma”.
Con emoción, recuerda uno de los momentos que marcaron sus días en esta Universidad donde, para crear, no se necesita más que creer:
“Estaba en 4to. año y para el Festival de Artistas Aficionados, en la modalidad de artes plásticas, dos compañeritas mías y yo, decidimos hacer una bandera de 1 000 origamis en forma de gruyas. ¡Qué labor!
“Nos pasamos casi un mes haciendo gruyas, sin embargo, llegó la noche antes del Festival y aún no habíamos terminado. Fuimos a la discoteca para empezar a montar la bandera pensando que podríamos terminarla, pasamos toda la noche allí, amaneció y seguíamos haciendo gruyas y montándolas. Eran las 12 y aún nos faltaba terminar la bandera que era de 3 x 3 m, suerte que a última hora llegaron varias personas que nos ayudaron y pudimos terminar justo a tiempo.
“Un mes después nos enteramos que la obra se había mojado completa y no servía debido a un salidero que había en la discoteca, donde se encontraba en exposición; y para colmo habíamos cogido oro por lo que debía ir al provincial. Cuando supimos que teníamos que hacer las 1 000 gruyas de nuevo, casi infartamos. Por suerte se nos unieron cuatro amigos más y aunque la noche antes del provincial amanecimos terminando las gruyas, en este evento también obtuvimos oro.
“Este creo que es uno de los ejemplos de perseverancia y sacrificio que he vivido y del cual, a pesar de todo, no me arrepiento ni me arrepentiré”.
Sin dudas, Nayibi fue una de las que supo defender las razones de los Grundys en más de una ocasión. Desde el principio sintió a su Facultad en las venas:
“Recuerdo que antes de ser estudiante de la UCI deseaba pertenecer a la Facultad 5 debido a su trayectoria. En cuanto bajé de la guagua vi a los muchachos de la 5 con una conga y mis deseos de pertenecer a la misma aumentaron. Luego nos llevaron a una mesa donde nos dieron la ubicación y precisamente, no sé si gracias a la Ley de la Atracción o a qué, la facultad a la que pertenecía era la 5 y desde ese momento me entregué en cuerpo y alma a ella.
“No borro de mi mente los muchachos de la FEU que me ayudaron, cargaron mi maletín que era bastante pesado y me dejaron en la puerta del apartamento. Por suerte tenía una prima que estudiaba aquí y me ayudó muchísimo. En fin fue un día espectacular, si tuviera que escoger nuevamente una carrera escogería Informática en esta Universidad y por supuesto en mi Facultad 5”.
Mucho tiempo ha tenido, desde entonces, esta joven, para reflexionar respecto a todo lo que en la Universidad le llevó a transformar actitudes y crecerse. De sus experiencias, nos cuenta:
-El modelo de formación
-La docencia vinculada a la producción me parece que ha sido una de las mejores uniones de la Universidad. Soy de las de la idea de que el corazón de la Informática es, precisamente, la programación, y la producción la mejor forma de poner en práctica los conocimientos adquiridos en esta asignatura. Es lamentable que todos no pudiésemos estar en un proyecto desde primer año.
-En la FEU
-El primer día con mis compañeros de primer año me encargué de recoger los usuarios de cada uno de ellos, desde ese momento me convirtieron en presidenta de la brigada y pasé a formar parte de la FEU, no solo como una miembro más de la organización, sino también como dirigente.
“La FEU me enseñó a ser más entregada, a esforzarme más, a tener menos tiempo para mi recreación, a planificarme y a llegar a sentir cariño por esa locura con la que siempre andaba. La FEU fue una de las organizaciones en la que pude confiar”.
-De las actividades extensionistas
-Aunque siempre fui muy estudiosa o como muchos decimos “polilla de laboratorio”, siempre esperé ansiosamente los festivales y los juegos deportivos. Estos dos eventos marcaron momentos muy grandes en mi vida pues sacaron de mí cualidades que nunca pensé que podría tener. Creo que estos eventos deberían existir mientras exista la UCI, los estudiantes lo merecen.
-Ser Premio Mella implica…
-Creo que las principales cualidades que incidieron, para conseguir este reconocimiento, fueron la planificación y la identificación que tenía con mi facultad.
“Muchas personas me decían que no entendían cómo yo sacaba tiempo para el estudio, los festivales, los juegos deportivos, los eventos docentes, la ayudantía, el proyecto, la FEU, mi vida personal y todo lo que aparecía en el camino, hasta me gané el apodo de “Dora la exploradora”. Yo a veces tampoco lo sabía, pero desde un inicio me propuse una meta, el camino fue duro, pero llegué y con muy buenos resultados”.
-Ahora, solo queda el futuro…
-La Universidad me formó no solo profesionalmente, sino también como mujer. Me enseñó el significado de la responsabilidad, el deber y el sacrificio. Pude independizarme de mi familia y vivir a mi modo. Aprendí, además, el valor de la amistad y la humildad. Esta Universidad me enseñó principios que estarán conmigo por siempre.
“Ahora comenzará un período en el cual se pone en juego el nombre de la UCI y el mío como profesional, por lo que quedará de mi parte estudiar más y seguir formándome profesionalmente”.
-Para los que aún viven el sueño…
-A los muchachos que desean graduarse en la UCI, o en cualquier universidad del mundo, solo decirles que no hay nada imposible en ese mundo: se trata de proponerse una meta y luchar hasta el final por lograr alcanzarla. Nunca se rindan, luchen por lo que quieren… Lo que desees tener ya de antemano es tuyo, solo tienes que ir a buscarlo y no rendirte en el camino.
-La gratitud también cuenta
-Solo agradecer a esta Universidad por tener a profesores tan magníficos, por darnos la oportunidad de crear amistades por todas partes del país, por permitir que mi familia pudiese estar orgullosa de mí, por hacerme una mejor persona.