El esfuerzo es lo que cuenta
Ahora la UCI se encuentra en el período de las verdades. Los estudiantes cruzan las últimas puertas de un curso que da paso al futuro en alguna de sus circunstancias… porque lo que hagamos hoy, casi de seguro, incidirá en el transcurso de nuestras vidas.
Vale reflexionar, entonces, respecto a lo que -por bueno- debe recomendarse a todos.
Conscientes del reto, asisten a un proceso donde cada cual, como frente a un espejo, descubre sus aciertos y desaciertos. La meta final ha llegado: para los que se gradúan o los que pretenden terminar el semestre sin dificultad, sin deudas... El premio a la constancia, se revela en los hechos que cuentan en las páginas del tiempo.
Días de exámenes para comprobar los conocimientos adquiridos, el resultado de un plan de estudio encaminado a la excelencia… donde no cabe la mentira o el fraude que demerita el sacrificio de muchos. La confianza continúa siendo un boleto a la virtud: no la traicionemos.
Para tocar este delicado tema y convencernos de que el esfuerzo es lo que realmente cuenta, siempre es bueno recordar a unos chicos que se creyeron bien astutos y ganaron una buena lección:
Habían decidido un fin de semana “de fiesta” y luego de la diversión el sueño no podía cederle espacio a los libros.
El lunes correspondía el examen de Física en la Universidad. En lugar de entrar decidieron una excusa. Explicaron al profesor los inconvenientes de un viaje impostergable, donde desafortunadamente el ómnibus había perdido una goma y, sin repuesto, tuvieron que pasar toda la madrugada en la carretera… ¡Imposible estudiar en medio de la catástrofe!
El profesor escuchó y decidió examinarlos al día siguiente…
Llegó la hora y fueron ubicados en aulas diferentes. Entonces, todo se complicó:
El primer problema valía cinco puntos y estaba realmente muy fácil… ¡Excelente!, pensó cada uno por separado. Al terminarlo voltearon la página y el asombro llegó en grande. En el borde superior estaba escrito:
“Por 95 puntos: ¿Cuál goma?”