Filantropía que espera por otros
El 14 de junio de cada año se celebra el Día Mundial del Donante Voluntario de Sangre. Su objetivo es agradecer la contribución consciente y desinteresada, que permite salvar vidas humanas, y concienciar sobre la necesidad de donar sangre con regularidad para garantizar la calidad, seguridad y disponibilidad de los productos sanguíneos para quienes lo necesiten.
Las transfusiones contribuyen a salvar millones de vidas cada año. Permiten aumentar la esperanza y la calidad de vida de pacientes con enfermedades potencialmente letales, así como llevar a cabo procedimientos médicos y quirúrgicos complejos. También desempeñan un papel fundamental en la atención materno-infantil, los desastres naturales y los provocados por el hombre.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) propuso como tema de la campaña de este año “La sangre nos conecta a todos”, y se centra en agradecer las donaciones, destacando la dimensión de solidaridad y vínculo que existe entre donante y paciente. El lema es: “Comparte la vida-Dona sangre”.
Por ello, entrevistamos a dos donantes destacados de la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI) lamentando que no podamos ponerlos a todos, ya que son numerosos, pero sirvan sus testimonios para reconocer y homenajear a cada uno de los que altruistamente se entregan a la generosa tarea con magnanimidad y desprendimiento. Reconocemos su contribución voluntaria para salvar vidas.
A su vez, llamamos la atención sobre la importancia de las donaciones voluntarias de sangre como vía de fomentar el cuidado del prójimo y la cohesión comunitaria. Es una convocatoria a los donantes habituales a que sigan haciéndolo y una exhortación a las personas que gozan de buena salud y nunca lo han hecho, en especial a los jóvenes, para que se decidan a ayudar a sus semejantes.
Conversamos con el ingeniero Yadián Guillermo Pérez Betancourt, jefe del Departamento de Programación y profesor de la Facultad 3 y con El Dr.C. Oscar Julián Villar Barroso, también Máster en Historia Contemporánea y Relaciones Internacionales, quien trabaja en la UCI desde el 2005, impartiendo Historia de Cuba y Teoría Sociopolítica, aunque en estos momentos imparte la asignatura de Filosofía y Sociedad.
-¿Desde cuándo dona, cuántas veces lo ha hecho y cada qué tiempo?
Yadián Pérez: Dono desde los 17 años, cuando estaba en el Servicio Militar. Ya tengo 30 donaciones. Lo hago generalmente cada tres meses, según establece la Resolución al respecto, aunque en algunas ocasiones me he tenido que demorar un poquito más por determinación facultativa o cuando he estado en el exterior.
-Oscar Villar: Desde que estudiaba en el preuniversitario, allá por 1980, estoy donando. He donado unas 20-25 veces y más o menos lo hago dos veces cada curso, aunque el pasado recuerdo que solo hice una.
-¿Qué lo motiva a donar sangre?
Y. P: Desde pequeño tuve el ejemplo en mi familia, donde es una tradición porque varios de mis tíos eran donantes y me inculcaron la necesidad y la utilidad que tenía y el propio hecho de que no se podía crear un banco de otra manera, a partir que no fuera por las donaciones. Eso siempre me motivó, tanto que, en cuanto tuve la oportunidad, por cuestiones de edad, empecé a donar y me he mantenido así constantemente.
O.V: A donar me motiva el convencimiento de la importancia de esta actividad, de lo útil que resulta para salvar vidas, para producir hemoderivados y claro está, porque hay que estar presto a compartir con la gente lo que uno tiene, hasta la sangre.
-Disposición de continuar.
Y.P: Hasta que pueda estaré donando.
O.V: Claro, mientras tenga salud seguiré donando.
-¿Cómo ha contribuido a que otras personas donen su sangre?
Y.P: Cuando me desempeñaba como Secretario General del Comité Primario de la UJC en la Facultad 3, teníamos un movimiento muy rico en cuanto a donantes de sangre. Realizábamos una labor bastante buena, existían 120 donantes activos, con una planificación organizada: todos sabían en qué momento les tocaba. Tuvimos un año en que se lograron más de 300 donaciones de sangre en la Facultad 3, un número bastante significativo para el tamaño de la facultad, donde organizábamos el reconocimiento a los donantes de sangre, que aún se realiza, aunque ya el movimiento no es tan grande en cuanto a número como lo era en aquel momento.
O.V: A todo el que puedo le explico la importancia de esta tarea.
-Alguna anécdota interesante sobre el tema.
Y.P: Yo recuerdo una vez a un compañero mío de trabajo, y eso me ha marcado también, que él siempre me decía: -“Cada vez que haya que donar sangre, yo voy a estar ahí”, porque tuvo a su papá muy enfermo en un momento dado y cuando hizo falta la sangre, ahí hubo quien la diera. Eso lo marcó mucho y a partir de entonces cuando era necesario donar, ahí estaba y exigía ser el primero. Hay personas que hasta que no lo viven de cerca, no se dan cuenta de la necesidad.
O.V: Bueno, lo nervioso que me pone el pinchazo en el dedo. Una vez, el curso pasado, conseguí escapármele a la Doctora y ese día doné de lo más tranquilo. No resisto ese pinchazo; cuando estaba en Angola era todo un show poderme coger para hacerme la gota gruesa.
-Mensaje a las personas que tienen la posibilidad de donar y no lo hacen.
Y.P: El mensaje está muy relacionado con el carácter humano del hombre. Yo creo que, si pensamos desde el punto de vista humanista, todo el que tiene la posibilidad debería, por compromiso consigo mismo y con la sociedad, donar sangre, sobre todo por la necesidad que hoy tiene Cuba de que esa sangre esté disponible.
O.V: Que no sean insensibles, que piensen que en cualquier momento a ellos mismos o a un familiar les podría estar haciendo falta con urgencia una donación y seguro que se sentirían muy mal si no se cuenta con ella en el momento preciso, que lo peor es el pinchazo del dedo, después no es tan malo.
La celebración del Día Mundial del Donante Voluntario de Sangre es un acto que va más allá de una decisión, pues puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Pese a las campañas de salud masivas para difundir sus beneficios, esta acción sigue siendo un tema que muchos no consideran como una actividad habitual y necesaria, y otros que conocen su importancia no tienen la suficiente información.
Recuerda que para ser donante en la UCI, debes presentarte en ayunas los jueves temprano en el policlínico, tener entre 18 y 60 años, pesar más de 50 Kg, no estar recibiendo tratamiento médico, ni haber tenido infecciones virales en los últimos siete días, no haber sufrido de hepatitis, no haberte sometido a cirugías o recibido transfusiones en el año previo a la donación. Si cumples con estos parámetros, anímate a salvar una vida.