Para continuar en el camino de la virtud
La formación de un potencial humano que sea capaz de conectar eficazmente la ciencia y la investigación con la economía y la sociedad es una de las premisas que tiene el país como parte de la actualización de la política en la ciencia, la tecnología y la innovación.
La educación en Cuba es y será un logro irrebatible de nuestra Revolución, una obra integrada de pensamientos, ordenada desde la visión de Fidel para formar al hombre como lo más preciado de nuestro sistema social.
Y es que la formación de informáticos con alta profesionalidad, a la par de elevadas cualidades político-morales es, desde hace 14 años, la divisa que alienta al colectivo de profesores y trabajadores de la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI).
Los egresados de esta casa de altos estudios deberán contribuir con sus conocimientos porque la informática es una herramienta fundamental para el desarrollo de la productividad, la calidad, la organización del trabajo y la eficiencia económica en cualquiera de las ramas de la producción y los servicios. Además, tienen la misión de aplicarla con inteligencia, creatividad, humildad y compromiso revolucionario.
Para los más de 500 estudiantes que se titularán en esta décima graduación, cierra un ciclo importante de sus vidas que da comienzo a la etapa como trabajadores, donde aplicarán los conocimientos y habilidades que les transmitieron en esta casa de altos estudios.
Los profesionales de la UCI se distinguen por su ímpetu, el espíritu creativo y la voluntad de asumir desafíos complejos, así como por su profundidad en el estudio y su elevado nivel de formación.
La preparación recibida por nuestros estudiantes los ha dotado de herramientas para convertirse en protagonistas de los avances de la ciencia, la técnica y el desarrollo presente y futuro de Cuba.
La enseñanza postgraduada deberá marcar nuevas metas y contribuir al desarrollo de sus conocimientos científicos y docentes para ponerlos al servicio de la nación.
Estos nuevos profesionales tienen el compromiso de continuar superándose para contribuir, desde la docencia, los servicios o la producción, al desarrollo económico del país como ejemplos ineludibles de lo mejor de la juventud cubana.