Cuba en el centro del Sur
«Es un altísimo honor. Estamos conscientes del impresionante acervo histórico forjado en 58 años por el G-77 y China, y de los grandes retos que enfrentamos». Así lo expresó el canciller cubano, Bruno Rodríguez Parrilla, cuando, en el 77 periodo de sesiones de la Asamblea General de la Naciones Unidas, nuestro país fue elegido para la presidencia de ese importante Grupo, durante el año 2023.
Rodolfo Benítez, director de Asuntos Multilaterales y de Derecho Internacional del Minrex, ha precisado que «guiar las labores de este Grupo de concertación política, amplio y diverso, no es solo una alta responsabilidad, sino también un reconocimiento a nuestra defensa de los intereses del Sur».
Se trata de un conjunto de 134 países, del que forman parte algunas de las economías más grandes del mundo, como China y Brasil, hoy con un rol muy importante en el ámbito internacional, y cuya capacidad de negociación debe fomentar, cada vez en mayor grado, la colaboración entre los pueblos, y la solidaridad como fundamento del bien colectivo.
Tiempo antes de celebrarse en La Habana la VI Reunión Ministerial de esa entidad, en abril de 1987, el líder histórico de la Revolución Cubana, Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, convocó a las naciones representadas en el G-77 y China a un debate y diálogo civilizado, y ponderó lo trascendental del consenso que permitiera a nuestros países enfrentar los grandes desafíos contemporáneos.
«El Grupo de los 77 necesita de una reflexión colectiva sobre cómo enfrentar las nuevas realidades mundiales para tener acceso al desarrollo, erradicar la pobreza, defender las culturas y ocupar el lugar que le corresponde en la toma de decisiones globales que a todos afectan», había expresado Fidel.
El G-77 se fundó en 1964, por naciones miembros del Movimiento de Países No Alineados, al término de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, celebrada en Ginebra.
En los años actuales, cuando más necesario se hace el multilateralismo dentro de las relaciones internacionales, la unidad de los países del Sur y la creación de estrategias de cooperación resultan bastiones imprescindibles para alcanzar tales objetivos, ya sea en lo económico, el enfrentamiento a la problemática del medioambiente y otros propósitos.
Volvamos a Fidel cuando, refiriéndose a este tema, expresara: «Lejos de hacer realidad la difusión del desarrollo en un mundo cada vez más interdependiente y, por tanto, más necesitado de compartir el progreso, la globalización neoliberal ha agravado las desigualdades y elevado a niveles extremos la falta de equidad social y los más irritantes contrastes entre opulencia y extrema pobreza».
Hoy Cuba, en el centro del Sur y ante la presencia de líderes mundiales de más de cien países y organismos internacionales invitados, asume como bandera todo lo expresado por nuestro líder histórico Fidel Castro, cuando reflexionó: «Para que la globalización haga realidad su enorme potencial de beneficio para la humanidad, necesita ser acompañada por un nuevo orden mundial, justo y sostenible, que incluya la participación de los países del Tercer Mundo en la toma de decisiones globales; la transformación profunda del sistema monetario internacional, dominado por el privilegio del que goza la moneda nacional de Estados Unidos; un enfoque integrado del desarrollo, que evite la separación del comercio, la inversión y las finanzas en esferas independientes para ejercer más fácilmente el dominio de los países desarrollados. Necesita, además, la reducción de la creciente distancia entre el grupo de países más ricos y la gran mayoría de países pobres, y el cese de las prácticas proteccionistas, en abierta contradicción con la retórica liberalizadora tantas veces repetida»