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La UCI en el Pico Turquino (+Fotos)

Isabel González Flores |
04 de Abril de 2012 / 4:00 pm

Hace apenas unos días, un grupo de jóvenes de la FEU y la UJC de la UCI salieron rumbo a Santiago de Cuba con la meta de llegar al punto más alto de nuestra Isla: el Pico Turquino.

El motivo era saludar el Aniversario 50 de la Unión de Jóvenes Comunistas y por la libertad de los Cinco Héroes cubanos, encarcelados injustamente, en cárceles norteamericanas.

Entre algunos pestañazos llegaron a Santiago de Cuba, sin embargo, aún les quedaban 126 Km por recorrer al lugar donde descansarían esa noche para luego enfrentarse a otro desafío: el ascenso al Turquino.

Estaban emocionados y convencidos de que llegarían, aunque sin saber realmente  lo que tenían que enfrentar… porque no es lo mismo escuchar las historias por bocas ajenas que por experiencia propia. De esta manera, con sonrisas en los labios, chistes y mucho entusiasmo comenzaron a adentrarse en las majestuosas montañas de la  Sierra Maestra con el fin de llegar lo más alto de Cuba.

Primeros 3 Km

Comenzaron a subir los primeros kilómetros, la tierra estaba seca, muchos llevaban abrigos o chaquetas, que poco a poco se iban quitando en la medida  en que entraban en calor. Comienzan a correr las primeras gotas de sudor y buscaron un bordón (1) para que los ayudara durante la travesía. El grupo grande y compacto  se fue dividiendo en otros más pequeños; cada cual subía a su paso.

Es un tramo fuerte, con un sendero ancho con algunas curvas, pero no tan cerradas como las que les esperaban más adelante. Vieron los primero escalones rústicos: pedazos de madera incrustados en el suelo que facilitaban el ascenso… cabría preguntarse: ¿quién se habrá tomado la molestia de ponerlos?

Kilómetros 4, 5 y 6

Casi al llegar al kilómetro 4, a la derecha del camino, hay una casa humilde, allí les brindaron agua y descansaron por unos minutos. Continúan el ascenso. A partir de aquí es que comienza la verdadera escalada, para muchos este fue el tramo más fuerte. Se trata de un sendero empinado, lleno de escalones, en algunos tramos hay barandas hechas de madera y no hay terreno llano para estirar las piernas; los dolores de espalda se van sustituyendo por los dolores en las extremidades inferiores. El canto de las aves, el sonido de los insectos y la exuberante vegetación son su  única compañía.

Kilómetros 7, 8 y 9

Disfrutan de vistas maravillosas, muchas veces el sendero es estrecho, otras bañado por unos pocos rayos de sol, las curvas son más pronunciadas. A un lado, la montaña y del otro, un farallón que asusta, a un paso en falso está el abismo, lo cual da una extraña sensación. Perciben la humedad de la tierra, las rocas y las plantas, sin embargo no dejan de sudar. Ven una bruma blanca: las nubes, y en la medida en que avanzan van quedando debajo.

El silencio es grande, las piernas pesan, sienten  su propia respiración amplificada; desde los primeros kilómetros no han vuelto a ver al guía. En esos momentos piensan en Fidel y en el Ejército Rebelde que estuvieron luchando tanto tiempo en las montañas de la Sierra Maestra. En aquel tiempo no existían los escalones de madera que hay hoy ni una ruta que marcara el camino. De veras que había que tener los pantalones bien puestos y una convicción revolucionaria bien profunda para estar por esos parajes.

Después de los ocho kilómetros llegaron al Pico Cuba: segundo punto más alto del país, allí se encuentra un monumento a Frank País. En ese momento olvidan los dolores y el cansancio. Es un excelente lugar para reponer fuerzas, para luego hacer el descenso de la elevación y continuar subiendo los restantes kilómetros que conducen al Pico Turquino.

Pico Turquino

Continúan el ascenso, el agotamiento es grande. El guía se aproxima y dice que faltan unos seis minutos de camino. Iban a buen paso y a los pocos minutos el delantero gritó: ¡llegamos!

Entre tanto verdor se abría paso la luz, lo primero que vieron fue el busto erigido a José Martí, ¡qué satisfacción!, gritaron, rieron… allí los esperaban los que habían llegado antes. Estaban en el Pico Turquino, tras cinco horas de camino extenuante, pero con la satisfacción de haber llegado a la cima, lo cual borró momentáneamente cualquier signo de cansancio físico.

Poco a poco fue llegando el resto de los compañeros. Del grupo inicial solamente tres no pudieron llegar a la cima.

Junto al busto de Martí cantaron el Himno Nacional, se tomaron fotos. Al rato comenzaron a caer algunas gotas de lluvia, como para refrescarlos e indicarles que debían comenzar a bajar.

El descenso

Lo más impresionante del descenso fue poder admirar las hermosas vistas desde la altura y percatarse, una vez más, del largo camino recorrido.

Estar en el Pico Turquino, a 1 974 metros sobre el nivel del mar fue una experiencia única y extraordinaria, que les permitió, a estos jóvenes de la UCI, probarse  tanto física como mentalmente.

En imágenes, algunos momentos de la travesía:

 

 

(1) Bastón o palo más alto que la estatura de un hombre, con una punta de hierro y en el medio de la cabeza unos botones que lo adornan.