UCI vs cáncer
La Maratón de la Esperanza en Cuba nos impacta cada año de una forma increíble. Conmueve tanta gente diversa reunida por una noble causa.
Este 30 de marzo la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI) ha compartido esos deseos de vivir con los que no se dejan abatir por las enfermedades.
Estudiantes, profesores y trabajadores, en representación de nuestra Universidad, desafiaron la vida este sábado al correr la XV edición de la Maratón Terry Fox dedicada a la lucha contra el cáncer.
Tenía razón el turista: es contagioso el nivel de espiritualidad en estas carreras. Pero hay que estar allí, digo yo, para tocar la vibración de cada músculo, de cada tendón, de cada gota de sudor, de cada sillón de ruedas que se impulsa hacia adelante, de cada arruga que salta, de cada canto; de tanta contaminación que se viene abajo.
Y a la par de jubilados, discapacitados, ancianos, niños, mujeres, jóvenes, glorias del deporte cubano, músicos famosos y jueces de atletismo de la Dirección de Deportes de nuestro centro; la UCI se hizo sentir nuevamente como hermana solidaria, amiga y sostén de los que padecen, sobre todo, activo ejemplo en la práctica deportiva.
Durante los tres kilómetros recorridos, los andarines pudieron absorber los semblantes del público aglomerado a ambos lados de la meta. Pero desde los balcones no colgaban ya las sábanas blancas que el cantautor describió, sino banderas, semblantes; esperanzas.
El mismo circuito anual de Marabana-Maracuba, totalmente acogedor y cubanísimo, parecía hacer un lazo rojiverde, donde vi una multitud sosteniéndolo, como a nuestro querido y complejo planeta ávido de salvarse.
Y nuestros muchachos y los no tanto, estaban ahí con una alegría indescifrable por mí. Desanduvieron los alrededores del Capitolio habanero incluso sin temer a los leones que por sus poses, habían delimitado su territorio del Parque. Sin embargo, el rugido de los caminantes envolvió a los leones en un nido de sinsonte; de sin sabores.
Entonces veo como un privilegio, la idea de integrarse a dar alas a la vida, a volver la página y colorear almas. Y qué poderes tiene la fuerza de voluntad. Si lo sabrán los cientos de miles de Terry Fox que se reproducen cada año por doquier.