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Fidel puso la primera piedra y sobre ella se ha levantado, con la voluntad de cientos de sonrisas.

Universidad de excelencia en tierra de titanes

Chavdar Ferrer Sandoval |
24 de Septiembre de 2012 / 6:25 pm

Fidel puso la primera piedra y sobre ella se ha levantado, con la voluntad de cientos de sonrisas.

Septiembre trajo consigo el comienzo del X curso escolar en la Universidad de las Ciencias Informáticas. Un aire festivo recorre las calles y se apodera de cada rincón de esta ciudad de ensueño. Para muchos, lo que antes pareciera una utopía es hoy una realidad palpable. Y es que nuestra gran casa digital tiene por cimientos los mejores materiales e ingredientes con los que erigir cualquier obra terrena o divina: esfuerzo, sacrificio, constancia y sobre todo, compromiso. Es, precisamente, ese compromiso heredado de los primeros pupilos el que late con fuerza en los corazones del presente.

Fidel puso la primera piedra y sobre ella se ha levantado, con la voluntad de cientos de sonrisas, esta inmensa torre de sueños vivos que llega tan alto y que aún, desde a distancia, logra divisarse con claridad.

Los incrédulos observan admirados; los crédulos seguimos trabajando por mantener lo alcanzado y superarlo.

Cantaba el poeta que la obra más grande y bella es aquella que crece diariamente... que involucra voluntades y deseos de hacerla más perfecta, trabajando con ahínco en los pequeños detalles... y esa ha de ser, para nosotros, los que hoy disfrutamos de lo que otros nos legaron por herencia, la única, el llamado superobjetivo: perfeccionar y mantener lo que se ha logrado.

Quizás para algunos se imponga la pregunta ¿Cómo? La solución está en revisar, analizar cuánto hemos hecho y cuánto falta aún por hacer; trabajar por cambiar, como dijera el Comandante, todo lo que deba ser cambiado en pos de mejorar, para el beneficio de todos, el presente.

Preguntarnos cuán involucrados y convencidos estamos de la necesidad real que tiene el país, e incluso el mundo, de otros tantos arquitectos de sueños y destinar, desde nuestra humilde posición (ya sea estudiando, produciendo e investigando), cada segundo del tiempo para retribuirle y aportar, para el bien de todos, aquello que en buena lid se nos ha dado, incluyendo magnificar el sueño, alzarlo como bandera y compartirlo con la América toda para hacerlo mucho más grande.

Esta es tierra de titanes y en nosotros está seguir siendo orgullo e inspiración para el mundo.

Lo que cuenta sigue siendo aquello que nos ganamos con el hacer constante, la convicción en las ideas y la razón: siempre bien nítida.

Por aquel hombre grande, por los que construyeron sobre cimientos sólidos y por los que han dejado su huella: ¡pongamos empeño en seguir adelante!